William recuerda la experiencia surrealista de transportar uno de los primeros lotes de la vacuna de Pfizer de Fráncfort a Hong Kong en enero de 2021, cuando Europa estaba totalmente confinada.

“Fue una experiencia muy extraña porque no había ningún avión volando, los espacios aéreos estaban completamente vacíos, igual que los aeropuertos. Fráncfort es uno de los aeropuertos más activos de Europa, pero nos autorizaron el acceso desde 200 kilómetros de distancia porque no había nadie cerca”.

“En ese entonces teníamos muy poca información sobre el virus, no sabíamos cómo se desarrollaba, cómo se comportaba… Nos sentíamos como en una especie de misión, como en la primera línea de batalla contra el virus. Fue muy gratificante para nosotros, porque sabíamos que estábamos ayudando a la gente y que nuestro trabajo era fundamental para la sociedad de Hong Kong”.

Un año después, la prolongada incertidumbre había sido difícil para todos.

“Nadie sabía lo que iba a suceder ni cuántos meses podíamos seguir así. Cuando se introdujeron los ciclos de circuito cerrado en febrero de 2021, pensamos que solo completaríamos uno o dos ciclos. Pero, incluso un año después, se volvieron a reintroducir para el transporte de mercancías”.

“Si hay algo que quiero destacar es la profesionalidad de la tripulación. Hemos tenido que lidiar con muchos cambios e incertidumbre. Personalmente pasé unos 100 días en cuarentena en 2021, y ni siquiera sé cuántas pruebas me he hecho. ¿Tal vez 300? Otras personas lo pasaron aún peor: algunos no pudieron ver a sus familiares durante dos años”.

“Pero todos reaccionaron de una forma increíble. Desde el primer día, cada uno demostró un profesionalismo excepcional, llevando a cabo las tareas con seguridad y precisión, y mostrando una increíble fuerza y salud mental para enfrentar los desafíos”.

Y William estaba dispuesto a encontrar algo positivo en medio de una situación difícil.

“La pandemia me ha hecho conocer mi nuevo “yo”, dice. “Estoy orgulloso de seguir aquí y de tener la energía necesaria para seguir prestando servicios a la comunidad. El apoyo constante de mi esposa fue fundamental, pero lo que más me motivó a seguir adelante fue saber que estábamos realizando una labor importante para la sociedad, y la esperanza de volver pronto a la vida normal”.